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Hace unos días escribí un post hablando sobre Paul Potts, un humilde vendedor de móviles que canta opera de una forma mágica. Su carácter, su historia y ,por supuesto, su forma de cantar, le han llevado a tener el apoyo del público que en las semifinales apenas le dejaba cantar con su aplausos. Actualmente está en la final.

En ese post, Victor (DdS), el «huesped» de PisitoenMadrid más activo puso este comentario:

En principio le dí cierto crédito a este formato de programa, distinto al manido “OT” y sucedáneos, y, en apariencia, más imparcial.

Entonces, entre los competidores del Britain’s got Talent surge un cantautor que, movidas familiares aparte (las tiene y duras), canta bien, toca bien la guitarra y tiene algo con lo que se nace: en el sur es ‘duende’ y algo más al norte lo llaman ‘feeling’. Pues bien, en la semifinal el voto del jurado se fue, 2 a 1, para unos cockteleros malabaristas de gran habilidad pero de talento incomparable al de Tony Laf, el mencionado cantautor.

Parecía que se trataba de llevar a la final a los mejores, pero desde producción nos recuerdan que el cotarro lo mueve la pasta y que todo lo demás es secundario. De paso, el jurado cae en la tremenda hipocresía de regalar, al perdedor en su actuación previa, condescendientes y exagerados cumplidos. Ejemplo: dijeron de forma unánime cosas como que la canción ‘Tears in Heaven’ que interpretó parecía suya y no una versión, por la seguridad y pasión que ponía en la guitarra y la voz ¿Como es posible con estos precedentes que ganen unos malabaristas? Muy buenos, sí, pero malabaristas ¿Qué es eso a lado de música bonita y honesta?

Todo esto, y unas cuantas cosas más, hacen que Britain’s got Talent desprenda el hedor a producto cuidadosamente manipulado para disfrazarlo de espontáneo, fresco e independiente, uniéndose así a esa tele tan mediocre y abundante.

La televisión del gran público es una mierda orientada exclusivamente al ‘share’. “¿Qué quieres, es la tele?” Me dirán algunos. El problema es que hemos llegado al punto en que esa pregunta nos parece lógica.

Por supuesto después de este comentario tan impresionante me dispuse a buscar a Tony Laff. Entonces lo entendí todo. Tony Laff es un hombre azotado por la vida, perdió a su hermano por cáncer y se hizo cargo de sus dos hijos. Su vida no ha sido un camino de rosas y eso lo demuestra con la voz. El primer vídeo es de una canción suya, «I’m Good», cuya letra describe su vida y la canta con toda el alma; y el segundo es la espectacular «Tears in heaven» que Clapton dedica a su hijo. Creo que mi opinión queda reflejada en las palabras de Víctor…