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Hacía tiempo que no escribía un post 100% personal, que algunos percibirán como trivial y otros puede que reflexivo, pero después de uno de los meses más duros, laboralmente hablando, de mi vida he sentido la necesidad de publicarlo. Se ha escrito mucho sobre la vida, su sentido y la definición de ese camino de rosas con espinas que recorremos cada día. Yo siempre lo he visto, y estas últimas semanas he corroborado, como una línea recta por la que caminamos haciendo todo tipo de malabares. Protagonizamos nuestra vida como Philippe Petit, caminando con el vacío a ambos lados, sin mirar abajo, concentrados en lanzar y recoger las diferentes piezas que la componen.

La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa. (Einstein)

La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes. (John Lennon)

A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. (Oscar Wilde)

Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único. (Agatha Christie)

Todos somos malabaristas. A medida que avanzamos, se van sumando pequeños trozos de vida en forma de figuritas de cristal, que tenemos que incluir en nuestro eterno juego. Estudio, amistades, trabajo, familia… Piezas sustentadas en el aire que debemos mantener en movimiento. Algunas las depositamos en el suelo, con cuidado para que no se rompan, y otras se resbalan entre nuestros dedos cayendo estrepitosamente. ¿Cuántas figuritas podemos sujetar al mismo tiempo? Nadie lo sabe hasta que llega a su principio de incompetencia o principio de Peter.

La felicidad no está en aumentar el número de figuritas que podamos manejar al mismo tiempo sino en encontrar a esas personas con las que puedes compartir tu juego, compartir parte de la carga, y en conseguir depositar con cuidado el mayor número de figuritas posibles para poder recogerlas posteriormente y, al fin, disfrutarlas. Por supuesto, no todas las figuras son iguales. Algunas tienen un peso mayor, otras tienen formas que hacen que sean más complicadas de recoger y volver a lanzar; y otras que provocan la caída del resto.

Después de haber manejado más piezas de las que soy capaz y haberlas conseguido aterrizar sin romperlas, retomo de nuevo la actividad del blog, pieza que tuve que dejar para no perder el control, aunque me sienta incompleto sin ella.

Fotografía por torchlightlms