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El 20 de Febrero estuve en la sesión de fotos del nuevo disco de Ismael Serrano, «Acuérdate de vivir». Era la primera vez que asistía a una sesión de fotos profesional en estudio y fue una experiencia inolvidable de la que aprendí muchísimo, tanto de todo lo que hay detrás de una fotografía como de iluminación y atrezzo.

Asistí en calidad de fotógrafo ayudante gracias a Miguel Pereira para sacar las fotos del making-off aunque al final algunas de ellas se barajaron como candidatas para salir en el disco. No hubo suerte 🙁 He esperado hasta hoy para contar la experiencia y publicar algunas de mis fotos, no todas por motivos de derechos de imagen, porque el disco tenía que salir antes de desvelar nada. La experiencia la he estructurado en cuatro pilares básicos: proceso, preparación de la escena, tiro y el equipo.

El proceso

Desde la sesión de fotos con Ismael Serrano, cada vez que veo una fotografía de un producto, un anuncio o cualquier disco o cartel de película, veo más allá de esa foto final, veo el proceso por el que ha pasado. El proceso de una simple fotografía es toda una odisea, desde la preparación de la escena hasta el «photoshopeado» final. Pongamos como ejemplo la fotografía de la portada del disco de «Acuérdate de vivir». La sesión de fotos se llevó a cabo en el estudio donde grababan el videoclip de su primer single, compuesto por cuatro escenarios distintos. Para la imagen de la portada se tomó el decorado del parque con las hojas de otoño en el suelo.

Una vez preparada toda la escena, situando los elementos de forma estratégica y con la combinación de luces adecuada, tocaba sacar las fotos. Un poco de música, un ambiente relajado y las indicaciones correctas por parte del fotógrafo fueron los ingredientes necesarios para que el artista se dejara llevar y que la sesión fuera natural.

Cuando tuvimos un número interesante de fotografías candidatas a ser las definitivas, las volvamos en un portátil y las mostramos al artista y a parte del equipo encargado de la imagen. Seleccionamos aquellas que llamaban más la atención, aquellas en las que se les ilumina la cara al verlas. Aunque evidentemente luego habría un post-procesado, el artista se tenía que ver bien.

Finalmente seleccionamos un número razonable de fotografías y las procesamos para obtener los resultados deseados en cuanto a la tonalidad, sombras, temperatura… En definitiva, se trabajaron las fotos finales con programas como Photoshop o Lightroom en mi caso.

El proceso terminó con la selección de unas pocas fotografías que formaron parte del libreto final. En este caso, durante esta fase se metió mano mediante el Photoshop a las fotos finales de portada y contraportada para integrarles un fondo. En mi opinión, prefería las originales pero el resultado no me disgustó en absoluto.

Como veis, el proceso por el que pasa una fotografía de estudio es muy trabajoso pero si cada paso se lleva a cabo de forma correcta, se consiguen unos resultados espectaculares.

Preparación de la escena

Siempre he pensado que preparar una escena era algo muy importante, ver fotógrafos como Jean-Yves Lemoigne, pero en la sesión de fotos con Ismael Serrano descubrí que era una pieza clave del resultado final. Todos los elementos que integran una fotografía le dan personalidad a la misma. Un simple cambio de color en un elemento o la ausencia del mismo puedo destrozar una fotografía, otorgándole un significado o fuerza totalmente distinto.

En esta sesión de fotos la preparación de la escena y el atrezzo eran perfectos, desde los sofás retros hasta la última de las arrugas de la colcha de una cama majestuosa.

El tiro

Una vez está preparada la escena toca elegir el punto, la forma y el ángulo en el que se llevará a cabo el tiro. De entre todos los diferentes tiros que realizamos, desde retratos tipo «Esquire» hasta fotos con plano cenital en la cama, el que más me gustó de todos fue el de la «cocina».

Una vez estuvieron colocados todos los elementos y preparada la escena nos dispusimos a realizar el tiro perfecto, siendo nuestro gran reto la luminosidad. Queríamos mostrar una «ventana» al fondo de la imagen y jugar con sombras y pliegues, algo realmente complicado.

El montaje final que realizamos para el tiro fue el siguiente: (1) un panel con tiras negras a modo de ventana en el fondo que emitía una luz muy tenue; (2) un panel de luz superior para alumbrar la parte izquierda de la imagen y generar sombras; (3) panel para bloquear parte de la luz 2 para que no chocase directamente con nuestro punto de tiro; (4) paneles de luz frontales para iluminar la mesa y el rostro de Ismael, creando a su vez sombras; (5) nuestro tiro.

El resultado fue magnífico como podéis ver a continuación:

El equipo

No podía terminar sin nombrar al equipo. Además de Miguel, del que he aprendido casi toda la fotografía profesional que sé; Raúl López, director de arte del vídeoclip de Ismael “Podría Ser”, y su equipo fueron los que pusieron el atrezzo y montaron los decorados con la colaboración de Lorena Serrano, con los que aprendí muchísimo de cómo generar una escena; Mamen Calzada, una auténtica crack con la iluminación y Zahira Aragón, encargada de llevar a cabo el making-off en vídeo y de la que me he vuelto fan de sus fotografías.

¡Gracias a todos! Espero que os haya servido esta experiencia tan especial y a ver si en breve repito y cojo carrerilla para no parar. Cuando a uno le apasiona algo… 🙂

Aquí tenéis mi Flickr. Además recomiendo encarecidamente visitar el de Miguel y el de Zai.