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El pasado martes 12 de Enero asistí junto con Dulce, Víctor, David y unos cuantos bloggers al pre-estreno de Sherlock Holmes en la sede de Warner en España. La verdad es que fue una iniciativa espectacular. Además de estar todo perfectamente equipado, nos cuidaron mucho con un picoteo previo a la película.

Algo que eché de menos fue una presentación previa de los asistentes y quizás un debate posterior. Creo que Víctor estaría de acuerdo porque somos los clásicos que no paramos de soltar opiniones después de ver una película y Sherlock Holmes no fue una excepción. Aunque tenía dos factores a favor: Guy Ritchie, que me gusta, y el personaje de Doyle, al que soy fan acérrimo, el film me decepcionó bastante.

Sherlock Holmes

Hay películas que son el resultado de un acto apasionado y romántico por el cine. Otras un intento de remover consciencias o transmitir una experiencia diferente a los espectadores. Sherlock Holmes es un producto hecho para vender que conjuga una fórmula «facilona» de deducciones sorprendentes, humor irónico (con algún que otro destello de inteligencia inexplicablemente), acción y aventuras, y una pareja mítica: Holmes y Watson.

La ambientación del Londres de finales del siglo XIX está muy conseguida, y junto con la dirección dinámica de Guy Ritchie, estilo muy propio que empezó a trazar con Lock, Stock and Two Smoking Barrels, y la genial música de Hans Zimmer, el buen rollo no decae en toda la película que puedo llegar a considerar entretenida, aunque de forma muy irregular. Lástima que buscara algo más.

Sherlock Holmes podría haberse titulado Harry Potter porque el personaje que da nombre a la película no sale en ningún momento. Se pueden percibir destellos del detective más famoso de la historia, como sus deducciones imposibles, su arrogancia e ironía, su maestría con el disfraz al más puro estilo Mortadelo o que es buen boxeador; pero son momentos puntuales. Ni introduciendo a personajes como Irene Adler o Moriarty consigue que se parezca a las geniales novelas de Doyle. De hecho, cuanto más dejaba de pensar que estaba viendo una película de Sherlock Holmes, más podía entretenerme.

El casting es algo que tampoco comparto. Nunca me imaginé a Holmes y a Watson de esa manera, ni físicamente ni de personalidad. Me encanta Robert Downey Jr pero en este caso parece como si el personaje se adaptara al actor y no al revés. Por otro lado, la historia no está más trabajada que un capítulo de Scooby Doo: se desarrollan una serie de hechos que a priori parecen imposibles de explicar de forma racional y al final todo se resuelve mediante flashforwards a cosas que habían pasado. En serio, ¿todavía funciona este mecanismo?

Para más inri, una línea argumental completa de la película pertenece a la continuación de esta. Parece como si se hubieran gastado todo el presupuesto y se dijeran «vamos a meter un anuncio-teaser-trailer de la continuación dentro de la película». Matan dos pájaros de un tiro y dejas a la gente con la mosca detrás de la oreja. Parece que va a ser la tónica a partir de ahora que las películas se centran en la estética y en taquilla. Por ejemplo, con Avatar pasó lo mismo.

En resumidas cuentas: muy floja argumentalmente, nula en el desarrollo de la historia, fórmula «facilona» que subestima al público insultando su inteligencia pero que tristemente llenará las salas, poco fiel al universo Doyle y con promo para la siguiente entrega incluida. Ni Downey Jr. consigue salvarla.