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Este blog se ha convertido en mi cajón «desastre», donde recopilo las cosillas curiosas que voy encontrando, pero tenía ganas de sentarme a escribir algo. Enfrentarme a una hoja en blanco sin prisas, sin obligaciones. Por la carga de trabajo acabo tan cansando que no suelo tener ganas de hacerlo, pero esta semana ha sido distinta. Por motivos personales ha sido una de las peores semanas que he tenido en mucho tiempo, donde la desmotivación y la desilusión han superado cualquier sentimiento. Esta negatividad, algo muy poco propio en mí, me ha llevado a pensar en la ‘antibiblioteca de Umberto Eco’.

Me voy a tomar la libertad de coger prestado un fragmento del libro El Cisne Negro de Nassim Nicholas Taleb, libro que aún no he terminado y ya me parece de los mejores libros que he leído en mi vida. En él se explica la ‘antibiblioteca’ y como es mucho más interesante que la propia biblioteca.

El escritor Umberto Eco pertenece a esa reducida clase de eruditos que son enciclopédicos, perspicaces y amenos. Posee una extensa biblioteca personal (con más de treinta mil libros), y divide a los visitante en dos categorías aquellos que reaccionan con un «¡Oh! Signore professore dottore Eco, ¡vaya biblioteca tiene usted! ¿Cuántos libros de éstos ha leído?», y los demás – una minoría muy reducida -. que saben que una biblioteca privada no es un apéndice para estimular el ego, sino una herramienta para la investigación. Los libros leídos tienen mucho menos valor que los no leídos.

Este concepto tan apasionante se puede aplicar a cualquier cosa. ¿Qué es más interesante? ¿Qué nos digan cómo hacer las cosas o que nos digan cómo no hacerlas? ¿Que conozcamos nuestras virtudes o nuestros defectos? El universo de lo desconocido, de lo que nos queda por descubrir es siempre más interesante que el conocido. Hacer algo bien sólo nos demuestra que sabemos hacerlo pero hacerlo mal nos ayuda a aprender.

No he fracasado. He encontrado 10 mil formas que no funcionan. (Thomas Edison)

En estos días tan grises he conseguido ver una cierta luz y orientar lo negativo que ha pasado hacia algo positivo. Por supuesto, se necesita tiempo para asimilar ciertas cosas, y eso haré este fin de semana que salgo de Madrid, pero nunca hay que pararse ni para coger carrerilla. La perseverancia, la paciencia y otras virtudes basadas en la resistencia moral son las que cuentan en los ‘anti’, y como buen tauro-cabezota las tengo todas conmigo. Tratamos lo que conocemos como una propiedad valiosísima y nos olvidamos que aquello que no conocemos, que nos hace vulnerables, que nos afecta y nos sorprende cuando se materializa, es mucho más valioso. Ojalá nunca pierda las ganas de curiosear…